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Por qué la Inteligencia Artificial no puede reemplazar a los Abogados: Un vistazo al futuro del Derecho

La Inteligencia Artificial (IA) ha revolucionado una amplia gama de industrias, desde la medicina hasta la educación, y el campo del derecho no ha sido una excepción. Con el avance de la tecnología, ahora vemos cómo los algoritmos y los sistemas de IA se utilizan para asistir en tareas legales, realizar investigaciones y análisis jurídicos. Sin embargo, la pregunta persiste: ¿puede la IA reemplazar a los abogados humanos por completo?

La Inteligencia Artificial ha demostrado ser útil en muchos aspectos del campo legal. Por ejemplo, los sistemas de IA pueden analizar grandes volúmenes de información legal y proporcionar resultados y precedentes relevantes en cuestión de segundos. Esto ha llevado a una mayor eficiencia en la investigación legal, permitiendo a los abogados acceder rápidamente a la información necesaria para sus casos. Además, la IA también puede realizar tareas como revisar contratos y detectar posibles infracciones o incumplimientos, lo que ahorra tiempo y recursos a los abogados, sin embargo a pesar de ser una herramienta muy útil para agilizar procesos, todavía enfrenta limitaciones importantes en el ámbito del derecho.

Limitaciones de la IA en el ejercicio del derecho

La Inteligencia Artificial (IA) no podrá sustituir completamente a los abogados por varias razones fundamentales relacionadas con la naturaleza del trabajo legal y las limitaciones actuales de la tecnología de IA:

  1. Complejidad y Matiz del Razonamiento Jurídico: El razonamiento jurídico es complejo y a menudo requiere un entendimiento matizado de la ley, la moral y la justicia, que va más allá de la mera aplicación de reglas y precedentes. Los abogados interpretan la ley y argumentan sobre su aplicación en contextos específicos, algo que la IA, que opera principalmente a través de algoritmos y parámetros estadísticos, no puede replicar completamente.
  2. Empatía y Juicio Humano: Los abogados aportan empatía y juicio humano a sus casos, entendiendo las emociones y circunstancias únicas de sus clientes. La IA carece de la capacidad para comprender y actuar en función de las emociones humanas y los aspectos éticos que a menudo son cruciales en la práctica legal.
  3. Adaptabilidad y Aprendizaje Continuo: Aunque la IA puede aprender y adaptarse hasta cierto punto, los abogados continúan aprendiendo y ajustando sus enfoques a lo largo de sus carreras, basándose en experiencias y conocimientos que no se limitan a datos estructurados. La IA no puede igualar la profundidad y la flexibilidad del aprendizaje humano.
  4. Interacción y Negociación: La práctica legal implica una cantidad considerable de interacción humana, incluyendo la negociación y la mediación. Estas habilidades interpersonales son fundamentales para los abogados y no pueden ser replicadas por sistemas de IA.
  5. Ética y Responsabilidad Profesional: Los abogados están sujetos a códigos de ética y responsabilidad profesional que guían su conducta. La IA, por otro lado, no puede ser responsable de la misma manera que un humano y no puede tomar decisiones éticas independientes.
  6. Creatividad en la Estrategia Legal: La creatividad en la estrategia legal es un aspecto fundamental de la práctica jurídica que la inteligencia artificial (IA) no puede replicar completamente. Los abogados no solo aplican la ley; También diseñan estrategias creativas y personalizadas para cada caso, teniendo en cuenta las circunstancias únicas, los intereses de sus clientes y las complejidades legales.

La creatividad legal implica la habilidad de ver más allá de los precedentes y las interpretaciones estándar para encontrar soluciones innovadoras y efectivas. Para ello se requiere: 

1. Interpretación y Flexibilidad: La ley no siempre es clara y precisa. Los abogados deben interpretar estatutos y precedentes, a menudo encontrando espacio para argumentos novedosos que puedan beneficiar a sus clientes. La IA, por su naturaleza, se basa en datos y algoritmos que pueden no captar la totalidad de las interpretaciones posibles o la flexibilidad inherente al razonamiento jurídico.

2. Argumentación y Persuasión: La creatividad legal también se manifiesta en la capacidad de construir argumentos persuasivos que puedan influir en jueces y jurados. Esto requiere una profunda comprensión de la psicología humana, la retórica y la capacidad de contar historias, habilidades que son intrínsecamente humanas y difíciles de codificar en algoritmos de IA.

3. Soluciones Innovadoras: Los abogados a menudo desarrollan soluciones creativas a problemas legales complejos, como estructuras contractuales únicas o enfoques novedosos para la resolución de disputas. La IA puede ayudar en la identificación de patrones y en la generación de opciones basadas en datos, pero la invención de soluciones completamente nuevas generalmente requiere la intuición y la creatividad humanas.

4. Adaptación a Cambios Legales y Sociales: La ley evoluciona constantemente, y los abogados deben adaptarse a nuevos desarrollos legales y cambios en la sociedad. La creatividad es esencial para anticipar y responder a estas dinámicas, algo que la IA puede no hacer de manera proactiva debido a su dependencia.

Preocupaciones éticas dentro del marco legal

Existen varios antecedentes de sistemas de inteligencia artificial que han sido utilizados en el contexto judicial alrededor del mundo. Estos son algunos ejemplos:

China: En China, se han implementado robots asistentes en los juzgados que están diseñados para proporcionar asistencia legal inicial a los ciudadanos. Estos robots pueden responder preguntas y comunicarse en un lenguaje comprensible para el público en general.

Prometea: En Argentina, se ha desarrollado un sistema de inteligencia artificial llamado Prometea, que asiste en la revisión de documentos y en la toma de decisiones preliminares. Sin embargo, las decisiones finales son revisadas por un humano, ya que los desarrolladores consideran que los ciudadanos tienen derecho a ser juzgados por una persona.

Estonia: Estonia ha estado desarrollando un sistema de inteligencia artificial que inicialmente asistiría a los jueces humanos y, en una etapa posterior, buscaría reemplazarlos para dictar sentencia en casos de menor importancia.

Estos sistemas no son jueces en el sentido tradicional, sino herramientas de apoyo que buscan mejorar la eficiencia y la gestión de los procesos judiciales. Hasta la fecha, no hay antecedentes de que algún país haya delegado completamente una instancia de su jurisdicción a una máquina. La idea de un «juez digital» ha ganado interés como una forma de abordar el creciente volumen de casos y la carga de trabajo de los jueces, pero aún existen limitaciones éticas y prácticas significativas.

Limitaciones Éticas:

  1. Legitimidad Democrática: Los sistemas de IA carecen de legitimidad democrática, ya que no son elegidos ni son responsables ante el público de la misma manera que los jueces humanos. La justicia administrada por máquinas podría ser vista con sumo cuidado de la autoridad moral y política inherente al sistema judicial humano.
  2. Responsabilidad y Transparencia: La responsabilidad en la toma de decisiones es un pilar de los sistemas judiciales. Con los jueces digitales, surge la pregunta de quién es responsable de los errores o sesiones en la toma de decisiones. Además, los algoritmos pueden carecer de la transparencia necesaria para que las partes comprendan cómo se llegó a una decisión.
  3. Derechos de Defensa: La prohibición de auditar el comportamiento de las instituciones públicas, incluidos los sistemas de IA, podría limitar los derechos de defensa de los individuos. La capacidad de cuestionar y comprender el proceso de toma de decisiones es fundamental para garantizar un juicio justo.

Limitaciones prácticas:

  1. Complejidad del Razonamiento Jurídico: La IA puede no ser capaz de manejar la complejidad y los matices del razonamiento jurídico, que a menudo involucra consideraciones contextuales, interpretaciones de la ley y valoraciones éticas que van más allá de la mera aplicación de reglas.
  2. Adaptabilidad a Cambios Legales y Sociales: La ley evoluciona con la sociedad, y los jueces humanos pueden adaptarse a estos cambios de manera más dinámica y contextual que los sistemas de IA, que pueden requerir actualizaciones y reprogramaciones para adaptarse a nuevos desarrollos legales.
  3. Interacción Humana y Empatía: La interacción humana y la empatía son aspectos cruciales en el contexto judicial que los sistemas de inteligencia artificial (IA) no pueden replicar completamente. La empatía es una característica intrínsecamente humana, vinculada con la capacidad de resonar con los sentimientos de otra persona, tanto en alegría como en sufrimiento, de una manera que es tanto cognitiva como emocional. En el ámbito legal, la empatía permite a los jueces comprender mejor el contexto y las circunstancias personales que rodean cada caso. 

Además, la interacción humana en el proceso judicial no se limita a la empatía. Los jueces humanos pueden percibir matices en el comportamiento, el lenguaje corporal y las expresiones faciales que pueden ser indicativos de la credibilidad de un testigo o de la sinceridad de un argumento. Estas sutilezas son difíciles de capturar y procesar para la IA, que puede carecer de la creatividad y la intuición necesarias para interpretar y actuar sobre estos patrones no verbales.

Por otra parte, la IA también plantea importantes preocupaciones éticas y de privacidad en el campo del derecho. Dicha tecnología, puede acceder a grandes cantidades de datos personales y confidenciales, lo que plantea problemas de privacidad y seguridad. Además, puede tener sesgos incorporados en sus algoritmos, lo que podría resultar en decisiones legales injustas o discriminatorias. Estos problemas éticos y de privacidad son difíciles de abordar por completo y requieren la supervisión y el juicio humano.

En definitiva, la inteligencia artificial, a pesar de su capacidad para procesar información y realizar tareas específicas con eficiencia, no puede sustituir a los abogados debido a la complejidad del razonamiento jurídico, que requiere comprensión contextual, juicio ético y empatía, elementos intrínsecamente humanos y fundamentales para la práctica jurídica.

Abg. Nuria Álvarez

CEO Escritorio Jurídico Lazarus, Álvarez & Asociados, S.C

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